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Sevilla, 21. (De nuestro
enviado especial, Juan A.
CALVO.)
Esto debe comenzar con un
«OLE» comouna casa, sí señores. Esla única palabra capaz de sintetizar
y reflejar lo que el aficionado espa
ñol y cualquier espectador imparcialdel partido, sintió hacia la actuación
española y su proeza de clasificarse
para a fase final de la Eurocopacuando menos podía esperarse.
Para ello han tenido que establecer-
se dos récords históricos: que Malta
lograra su primer gol oficial fuera desu campo en este torneo y que
España consiguiera una goleada sin
precedentes en la Copa de Europa
de Naciones. Uno añadiría un ter
cero: que el «duende» sevillano de
esta fría noche de diciembre nosdevolviera la imagen de un equipo
nacional a la vieja usanza, con toda
esa «garra española)) que parecíaolvidada en la noche de los tiempos.
Este 12-1 no tiene ni explicación
técnica ni táctica posible. La
diferencia entre ambos equipos eraabismal mucho antes del
- cotejo.
Como lo fue en e partido de ida, o
como lo fue hace tan sólo unos días,
en Rotterdam, con Holanda como«apisonadora» de los malteses.
Pero, tal y como decía Miguel
Muñoz, hablar de marcar once goles
?jy no digamos doce? en la
actualidad y a escala internacional?es algo que no está al alcance de
cualquiera. Prácticamente un mila
gro. Y el milagro se hizo. Luchando
de principio a fin, superando el
infortunio de desperdiciar un «penal
ty» y encajando con estQicismo el
gol maltés en una jugada cargadade desgracia, en el único remate a
puerta del contrario durante todo
el partido. Gol a gol... ¡hasta el
delirio! Resulta admirable comprobar cómo a los 24 minutos de
juego el partido reflejaba un injusto,increíble y desconsolador empate a
un gol y que el final haya sido este.
Si es que nos cuesta creerlo hasta aquienes estábamos en la tribuna de
prensa del Benito Villamarín recor
dando cómo en el entreacto valorá
bamos tristemente un escueto 3-1.Tengo aún viva en mi retina los
semblantes de los dos <(enviados
especiales» de la prensa holandesa, los que nadie les oyó pronunciar
palabras desde el 8-1 poco más o
menos. Al final, sus rostros lo decíantodo. Lo mismo que el de los juga
dores españoles, el público o el propio Miguel Muñoz, veterano rparis
cal de grandes éxitos europeosquien, sin embargo, confesaba que
esta noche había vivido la mejorpágina de su dilatada vida deporti
va.
? ¿Cómo explicar este 12-1? Es
fácil y difícil a la vez. Fácil porque
Víctor luchó como
un jabato.
Telefoto EFE)
Pág. 4 ELMUNDODEPORTIVO
EUROCOPA
Jueves, 22 de diciembre de 1983
Superó el increíble gol meiltés
y fullar un lipenltyI en frío
1?