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Supercopa
Miercotes, 16 deoctubrede1991
Laudrup y Salinas, en punta de ata
que. Es en este tipO de duelos donde
los azuigrana parecen sentirse más
seguros y cómodos. Cierto que: el
devaluado Atlético no era un con
junto como para poner a prueba: al
Barça, pero dentro de las carencias
del equipo catalán se percibió un
nayor orden yuna mayor traquili
dad en su juego..:
Con cinco centrocampistas, lazona ancha estuvo simpte::bajo
controi de los hombres de Cruyff
ue sin embargo, no hilvanaron elontrago][pe como :hubieráflqueii
tic porque sus ?puntas? cayeroniepetidamente en ?óffside? y faltó
ün punto de organización en las
acciones por sorprsa. El :priflertiempo. resultó bastante gris y eqúi
librado. Mandaron abrumadora
mente las defensas. Donato fue un
baluarte para el Atlético y Zubiza
de coladas de Aguilera y.Rodax por
la derecha de su ataque que no en
contraron rematador en el área. El
Barça puso amor prOpio a través de
varios de sus hombres, como Na
da!, que no acabaron de culminar
en ataque. El mallorquín y después
Amor fueron de los pocos que su- -pieron romper el fuera de juego y
llegaron a plaitarse solOs ante elmeta Diego, pero sin suerte en el
instante final. Amor protoganizó una polémica caída en el ár, ante
Ferreira que el árbitro, mal coordi-
nado con sus liniers, pasó pOr alto.
Çon todo el equipo dio su mejortono gracias.a lalaborde Cristóbal y
de Guardiola que, desde atrás, estu
vieron muy seguros y muy acerta
dos en el pase.
DEL TEMOR A LA VICTORIA
En la segunda parte predominó
un ánimo especulativo en ambos
equipos. Se palpaba sobre el campo
un interés preferente por no verse
sorprendidos al contragolpe. Luísquiso agilizar esa faceta del juego
con la entrada de Sabas, primero y
Soler después en pos de una mayorvelocidad en el despliegue. Pero lo
que en principio se interpretó como
un temor inicial a que el contraataque atlético causara estragos acabó
por convertirse en victoria azulgra
naya que el Barça llegó más entero ycon las ideas más claras a la fase
final del partido.
E! primer aviso lo dio Laudrup
con un pase envenenado a Julio
Salinas que controló el balón en
inmejorable posición, perO se en
tretuvólo suficiente como para que
un defensa bloqueara su remate fi
nal. La réplica fue una internadaratonil de Sabas que Zubizarreta
detuvo al límite del lance. Y el gol,
ya en las postrimerías, también llevó el sello de Laudrup, uno de los
mejores en el segundo tiempo, quesupo internarse para servir el esféri
coal compañero mejor situado. To
dos esperaban el pase al interior del
área y el danés lo sacó hacia atrás
para que Amorempalmara sin ape-.
lación posible.
ElO-l cayó comounjarro de agua
fría sobre la afición atlética, reduci
da pero la más ruidosa y fiel delManzanares, que vio rotala imbati
bilidad de su equipo al mismotiem
po que asistía a la resurrección de
Amor supo moar la difenaa
Logró el gol del triunfo, en el minuto 86, y rompiólanegrarachaenlassalidas
Juan Carlos, al que aquí vemos vigilandoa su ix compañero Aguilera, tuvo una prometedora reaparición