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MOLA SUMADA
En el Barça
no hay más
?vaca sagrada?
que Alexanco
-
Según Michel,
la crisis viaja
en ?puente aéreo
¿Por Iberia
o por la SAS?
E/Madrid ha perdido en casa con
Oviedo y Valladolid, pero en la
Casa Blanca dicen que el equipo
va bien y la reacción es estupen
da. El Barça ha perdido en Riazor
y el Calderón yio echan al infier
no. El Válencia ha perdido por 2-O
en e/campo del Logroñés y va de
líder solitario envuelto en elo
gios. Esta Liga me va. Tiene mar
chá y, decididamente, es cosa de
locos. Hasta hay quien se toma
en serio al Sevilla de Luis Arago
nés, como si no supiera que los
primeros 16 partidos con el ?sa
bio de Hortaleza? son siempre
magníficos y los 16 últimos, de
testables. Entiendo que lo que
está pasando sólo es producto
de los avatares del calendario,
pero el Campeonato resulta rico
en emociones. Ahora, muy pron
to, Madrid y Barça visitarán el
Luis Casanova. Esos dos partidos
sí que serán serios y una magnífi
ca piedra de toque para calibrar
las posibilidades de los tres. Apa
rentemente hoy, los más fuertes.
El Valencia cayó fu!minado por un Karlsruher que dio una lección de cómo se juega por
las bandas?. Schmitt, autor de cuatro goles, destrozó a una cobertura frágil y desasistida
13
3 NOV
1993
CARLOS URRUTIA. SERVICIO ESPECIAL ? KARLSRUHER
1 Valencia se despidió del sueño europeo encajando
una goleada histórica. El terrible varapalo que le en
dosó el Karlsruher ?undécimo clasificado en el Çam
peonato de su país? es de los que no se olvidan fácilmente.
Viendo deambular al equipo de Hiddink cabe pensar si este li
der de la Liga española puede desmoronarse después de lo
vivido en el Wildparkstadionde la ciudad alemana.
Un equipo roto en defensa, sin capacidad de apoyo por
parte de la medular y, en consecuencia, absolutamente des
asistido en ataque, açabó siendo un juguete en manos de un
adversario que tuvo una virtud por encima de cualquier otra:
saber jugar por las bandas, y por ahí, con una velocidad de
vértigo, poner en evidencia a la zaga valenciana, sacarle;1]
Karlsruher 7;0]
Kahn; carl, Wittwer, Bilic, sempere; Quique (Eloy, rn.
Schuster; Schutterle (Klinge, m. 70). 62), Serer (Gálvez. m 46), Belodedic,
chmarov, Rolff, Bender; Schmitt (Krieg, camarasa, Giner; Mijatovic, Tomás,
m. 81) y Kiriakov. Fernando; Pizzi y Alvaro.
Goles: 1.0. Schmitt (mm. 28); 2-0. Schmitt (mm. 33); 3-0, Schutterle (m. 36); 4-0.
Chmarov (m. 46); 5-0, Schmitt (m. 57); 6-0, Schmitt (m. 62); 7-0, Bilic (m. 89)
Arbitro: Zbigniev Przemicky (Polonia). Regular. Mostró tarjetas a Tomás (m. 7),
Rolf (m. 9), Belodedic (m. 26), Serer (m. 45), camarasa (m. 57), schmitt (m 67),
Girler(m. 67)
constantemente de sitio y así encontrar los huecos suficien
tes para llegar hasta el marco de Sempere. Una cosa fue evi
dente en la tarde-noche alemana, y es que una buena clasifi
ción en la Liga española no homologa a un equipo con eti
queta europea.
Yeso que el Valencia tuvo unos comienzos pro me
tedores, bien plantado sobre el terreno y consciente de que
la mejor manera de defender el 3-1 de la ida era marcando
otro gol. Pero el Valencia perdonó lamentablemente las oca
siones que en los minutos 17, 24 y 25 se le presentaron en las
botas de Fernando, por dos veces, y Álvaro. Y quien perdona
tanto lo acaba pagando caro.
Schmitt, el veterano ?ariete? alemán, que ya marcó en Valencia un gol de gran efecto psicológico, destrozó en seis mi
nutos al cuadro español (en los 28y 34 le endosó dos ?ros
cos? a Sempere). Luego, la suerte no ac?ompañó en un balón
que Mijatovic envió a la madera, y después de marcar Schut
terle el tanto que ponía en franquicia a los alemanes en la eli
minatoria, Pizzi se desperaba al ver cómoun disparo suyo se
estrellaba en el poste izquierdo de Kahn y se paseaba por de
lante de todo el marco, dando en el derecho y volviendo al
campo. La suerte delValencia estaba echada.
Pero con todo, lo peor estaba por llegar. Al minuto
del segundo tiempo, el cuarto gol y a partir de ahí, un pasaca
lles para el Karlsruher. Dos goles más de Schmitt, que redon
deaba así una noche mágica y uno de Bilic en las postrimerías
del partido. El Valencia, en esa segunda fase, lo perdió abso
lutamente todo. Sin capacidad de reacción; sin genio, con
plomo en las botas y la guardia bajada, lá imagen del tanto
que cerró la goleada, pasando el balón entre las piernas de
Sempere, reflejaba cómo el líder de la Liga española acabó
entregándose a un rival que le trituró, un rival que exhibió
algo fundamental en el fútbol moderno: jugadores capaces
de abrirse por las bandas con velocidad, e instinto y capaci
dad ofensiva.
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Valencia;0]