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MUNDO DEPORTIVO Miércoles 23 de junio de 2004
BARÇA 27
Greenwell y Forns habían sabido
perfilar un juego característico en
aquel Barcelona heroico, precur-
sor de ese Barcelona actual, que
tiene, pese a todo, mucha solera de
aquel fútbol. Porque Llorens ?pa-
ra mí será siempre el Ramonet?
ha sabido incluir a los jóvenes ese
sello característico del fútbol azul-
grana.
Todos los futbolistas jugaban pa-
ra todos, y era muy difícil superar
a aquel formidable equipo. Re-
cuerdo una frase que fue toda una
crónica elogiosa para el Barcelo-
na de aquellos tiempos. Nos en-
frentamos a la Real Sociedad de
San Sebastián, ganando por 6-0. Al
terminar, el gran defensa Arrate
manifestó a un periodista:
?Diga que hasta hoy
no había visto jugar al
futbol.
Precisamente este
partido corresponde al
Campeonato de Espa-
ña. En Atocha vencie-
ron los nuestros por 3-1.
Cuando todos creíamos
que el Barcelona llega-
ría a campeón, ocurrió
lo imprevisto. El parti-
do final, con el Arenas
de Guecho, lo perdimos
por 5-2. Un mal día de
todos los jugadores. Al-
gunos, como Vinyals,
Reguera y Sancho, llora-
ban como chiquillos.
Este es otro detalle
importante, pese a la de-
rrota, el Barcelona tuvo
un cariñoso recibimien-
to. Nadie reprochó a na-
die. Un solo protestón
hubo en este acto, y éste no fue
otro que Sancho:
?No sé por qué han venido a
recibirnos. No lo merecemos, he-
mos jugado un partido infame...
?No seas así, Agustinet ?le decía
yo para consolarle.
?Nada, nada. Nos tendrían que
pitar y patear.
No había manera de hacer com-
prender a Sancho que en el fútbol
se podía perder. Pocos jugadores
he conocido con el amor propio de
Sancho.
GRAN PARTIDO
Se jugó el 17 de abril de 1921. Fue
un festival de hermandad azulgra-
na, dedicándose un homenaje de
admiración y respeto a los que en
otros tiempos habían defendido
los colores del Barcelona. El cam-
po se llenó, y abundaban entre los
espectadores señoras y señoritas.
Fue un hecho curioso que un so-
cio me lo definió con las siguien-
tes palabras:
?Verá, Torres. Hoy hemos veni-
do con las esposas y novias, por-
que tenemos la seguridad de que
no habrá jaleo.
Por aquel entonces el fútbol era
un espectáculo antipático a las
mujeres, quienes al referirse a él
hablaban de patadas, agresiones,
intervención de los guardias, etc.
Por esta razón, la directiva anun-
ció ese día que todas las señoras y
señoritas serían obsequiadas con
ramos de flores. Atraídas por esta
propaganda, las señoras llenaron
el viejo campo de la calle Indus-
tria. Empezó el encuentro con un
partido entre dos equipos infanti-
les, que arbitró Sancho. En dichos
equipos, jugaban los que más tar-
de debían ser notables jugadores.
A continuación se ce-
lebraron unas intere-
santes pruebas atléti-
cas, seguidas de un
partido entre los com-
ponentes de las peñas
barcelonistas Nova
Germanor y Acérri-
mos bajo el arbitraje
de Vinyals. Tras
otras pruebas atléti-
cas, en las que sobre-
salió una carrera de
800 metros lisos gana-
da por Rosendo Cal-
vet, que unos años
más tarde sería mi
yerno, se celebró el
encuentro entre los
veteranos y los jóve-
nes, que había desper-
tado general curiosi-
dad. Se suscitó el eter-
no debate de si el fút-
bol de antaño era me-
jor que el de hoy. Y las discusiones
en peñas y bares llevaron al viejo
campo de la calle Industria a mu-
chísimo público.
Los equipos fueron a cumpli-
mentar a las autoridades. El conce-
jal señor Suarro, que representa-
ba al Ayuntamiento de la ciudad,
dirigió a los jugadores un breve y
elocuente parlamento, encomian-
do la labor provechosa que estaba
realizando el Barcelona. El señor
Suarro lanzó el saque inicial entre
los aplausos del público.
Bajo el silbato de Baonza se ali-
nearon así los dos equipos conten-
dientes:
?Veteranos.- Reñé; Paco Brú, Irí-
zar, Berdié, A. Massana, Bori, For-
ns, Castells, C. Comamala, Lluch
y Espelta.
?Jóvenes.- Zamora, Coma, Gali-
cia, Torralba, Sancho, Samitier,
Vinyals, Martínez, Granés, Alcán-
tara y Martinez Sagi. Vencieron,
como era de esperar, los noveles.
?Hemos
venido con
las esposas y
novias con la
seguridad de
que hoy no
habrá jaleo?
Piera debutó
con 18 años,
marcó dos
goles y la
gente de
Sants lo llevó
en volandas
asu
domicilio
E
n anteriores capítulos me
he referido a la labor de
Greenwell como
entrenador. No obstante he de
destacar que uno de los primeros
entrenadores que dejó honda
huella en nuestro Club fue Román
Forns. Por su afición, su
barcelonismo y sobre todo por sus
conocimientos fue muy apreciado
por directivos, jugadores y socios.
Antiguo jugador del Barcelona la
luna le había sorprendido en el
viejo campo de la calle Industria
enseñando a jugar al fútbol. Puede
decirse que Forns enseñaba a los
jugadores incluso a calzarse las
medias y las botas.
Forns abandonaba el viejo
terreno de la calle Industria muy
tarde, de noche cerrada. Y muchas
veces aparecía nuevamente en el
campo a primera hora de la
mañana, pues había citado a tal o
cual jugador para entrenarlo a
solas. No lo he olvidado.
Posiblemente la nostalgia de
aquellos felices tiempos me hace
creer que Román Forns ha sido
uno de los mejores entrenadores
del Club, pero creo sinceramente
que es casi gratitud de buen
barcelonista lo que siento por él ya
que logró un equipo que bordaba
el fútbol. Zamora, Coma, Galicia,
Torralba, Sancho, Samitier, Piera,
Gracia, Martínez, Alcántara y
Lakatos debieron mucho a Forns.
Todos sus conocimientos
estaban basados en su enorme
experiencia como jugador. Fue en
los primeros tiempos del
Barcelona uno de los mejores
jugadores y de los más apreciados.
Recuerdo perfectamente que en el
año 1913, Forns viendo mermadas
sus facultades, decidió retirarse, lo
que realizó en un partido en
homenaje a Gamper, del que era
incondicional amigo. El público le
dedicó una de las ovaciones más
calurosas y sinceras que se han
podido escuchar en un campo de
fútbol. Y se dieron muchos gritos:
"¡No te vayas, Forns!" ? "¡No te
vayas Forns!". Pero Forns no se
dejó convencer y sólo se le vio
jugar en algún partido entre sus
antiguos compañeros.
Fue un muchacho de carácter
alegre y emprendedor, que deleitó
a sus compañeros de equipo en
muchas concentraciones que
entonces se realizaban en los
hoteles, cuando se jugaba fuera de
casa, y en su restaurante
barcelonés los domingos antes del
partido, en donde comían con la
anticipación necesaria, siendo en
estos casos Forns el que con sus
melodías lograba reunir a sus
compañeros de equipo, sin olvidar
las romanzas de Comamala que
siempre eran acompañadas al
piano por Forns.
Gozaba de generales simpatías,
de ahí que triunfara plenamente
cuando se encargó de entrenar al
equipo. Román Forns murió
cuando no contaba aún los
cincuenta años, arrebatado por
una cruel enfermedad. Su muerte
fue sentidísima y yo puedo dar fe
que en su entierro no faltó ningún
viejo socio del Club. Y ni qué decir
tiene que todos los directivos y
jugadores estuvieran presentes en
tan doloroso acto.
Otro gran entrenador fue el
húngaro Poszony, una bellísima
persona, pero que no se captó
muchas simpatías por su excesiva
flema, y por no saber tratar a los
jugadores. Se sentaba a un lado y
seguía los entrenamientos
ceremonioso, con un silbato que
iba sonando a cada momento,
oyéndose la voz del entrenador
que chillaba: "¡Stop! ¡Stop!". Su
carácter seco, poco afable no le
granjeó muchas simpatías. A las
pocas semanas los jugadores no le
llamaban Poszony, sino 'Mister
Stop'. Duró poco. Un buen día se
enfadó y presentó la dimisión, que
le fue aceptada. Pero Poszony
logró formar algunos jugadores
muy buenos, como Ramón
Llorens, Arnau y otros que ahora
no recuerdo. Poszony vino al
Barcelona con Platko.
FORNS Y POSZONY, DOS ESTILOS
DE ENTRENADORES DIFERENTES
AUTOBIOGRAFÍA DEL HOMBRE QUE LO FUE TODO EN LOS INICIOS DEL FC BARCELONA
Forns, el segundo por la izquierda, durante las la ovaciones que el público del Barça
dedicó al equipo tras la heroica proeza de Santander (1928). De izquierda a derecha:
Walter, Forns, Sagi-Barba, Sastre, Castillo, Platko y Samitier L51816