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MUNDO DEPORTIVO Jueves 26 de octubre de 2006
Xabier Isasa
MD
41
MÁLAGA REAL SOCIEDAD
13
2
16
4
12
18
8
5
28
3
21
7
9
25
Goitia
Gámez
Armando
César Navas
Valcarce
O.J. Morales
Hidalgo
Silva (70')
Perico
Ernesto
Jonathan Valle
Couñago (59')
Salva
Ristic (84')
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s.c.
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s.c.
25
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15
6
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17
19
23
20
Bravo
Rekarte
Ansotegi
Labaka
Cifuentes
Rivas
Juanito
Novo
Gari
Alonso (84')
Rossato
Garrido (45')
Díaz de Cerio
Felicio (61')
L50130L50130
L50130
L50130L50130
L50130L50130
L50130
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L50130
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s.c.
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L50130L50130
L50130L50130L50130
L50130L50130
Entrenador Entrenador
Marcos Alonso L50130L50130José Mari Bakero L50130L50130
Goles
-0-1. Díaz de Cerio (min.7). Se adelantó para cabecear un centro
de Gari. 1-1 Salva (min.45). Cabecea a gol un libre directo tras
hacer falta. 2-1 Gari, en propia meta(min.60). Desvía un libre
directo local. 3-1 Valcarce (min.67). Resuelve un barullo. 4-1.
Perico (min.81) Remata una jugada en el área.
Tarjetas
Amarillas
-Rivas (min.12)
-César Navas (min.30)
-Ansotegi (min.31)
-Labaka (min.42)
-Rossato (min.44)
-Rekarte (min.45), (min.45)
-Novo (min.45), (min.47)
-Garrido (min.59)
-Hidalgo (min.70)
-Armando (min.87)
Rojas
-Rekarte (min.45)
-Novo (min.47)
n
Una combinación explosiva for-
mada por la mal entendida vehe-
mencia de los jugadores de la Real
a la hora de protestar y un colegia-
do incapaz de actuar con un míni-
mo de tiento y mano izquierda
transformaron el partido de ayer
en Málaga en un simulacro del
que convendrá no extraer más
conclusiones que las justas. Toda
vez que la Real quedó sometida,
por méritos propios y ajenos, a un
ejercicio de resistencia absoluta-
mente imposible con nueve hom-
bres durante toda una segunda
parte en la que, encima, la perti-
naz lluvia que cayó sobre Málaga
endureció mucho más la tarea de
los blanquiazules, cabrá entender
que, salvo milagro en Anoeta, la
Copa vuelve a ser historia para el
conjunto blanquiazul una tempo-
rada más.
El dato es el que es. La Real per-
dió por cuatro goles a uno, lo que
convierte la misión de remontar
en un imposible. La realidad, por
otra parte, también es la que es: la
Real encajó su sexta derrota en
ocho partidos oficiales en una tem-
porada en la que ganar un encuen-
tro parece haberse convertido en
una quimera. En un sueño inal-
canzable.
El minuto fatídico del partido,
en el que todo cambió hasta el pun-
to de que no merece la pena anali-
zar todo lo que ocurrió antes y
después, sino constatarlo de for-
ma fehaciente y si me apuran, has-
ta matemática, empezó en el minu-
to 44 y desembocó más allá del 46.
En la frontera de un descanso al
que la Real se iba a retirar con una
sólida y merecida ventaja en el
marcador, merced a un gran gol
de Díaz de Cerio, después de haber
jugado la primera mitad menos
estresante e histriónica, la más
próxima al sentido común, de las
últimas semanas. Si me apuran,
de toda la temporada. El árbitro
cobró una falta a unos doce me-
tros del vértice izquierdo de la
Real y a raíz de de su botadura,
llegó el desastre. El principio del
fin para la Real. Ernesto la sacó a
pie cambiado, cerrada, próxima al
segundo palo de la Real, a la altura
del vértice derecho del área peque-
ña de Bravo. Allí Salva entró co-
mo un cañón haciendo una, apa-
rentemente, clara falta a un defen-
sor de la Real al que se quitó de
encima y remató logrando el tanto
del empate.
Hasta ahí, todo cabe considerar-
lo un episodio más de una deci-
sión errónea de un colegiado en
contra de la Real. Nada nuevo bajo
el sol. Pero la cosa no quedó ahí.
Rubinos Pérez, con la colabora-
ción de un López Rekarte que tuvo
que haber medido algo más el peso
de sus galones y de un Novo abso-
lutamente pueril, liquidaron un
partido que en absoluto apuntaba
a goleada local. Rubinos ya había
demostrado una querencia un tan-
to sospechosa a desenfundar en
contra de todo lo que fuera txuri
urdin y tras el gol de Salva, los
jugadores de la Real le ofrecieron
la oportunidad de gozar más que
un gorrino en un lodazal. Para
cuando Salva empató, el árbitro
ya había mostrado cuatro amari-
llas a los jugadores de la Real por
una a los del Málaga, alguna de
ellas cuando menos discutibles.
Lo acaecido al filo del descanso
será difícil que se repita en mucho
tiempo.
Los jugadores de la Real vieron
muy clara la falta de Salva previa
al gol de empate y los aconteci-
mientos de las últimas semanas
en relación con los arbitrajes sólo
sirvieron para poner altavoz a su
ira. Los blanquiazules se comie-
ron a Rubinos pero Rekarte y No-
vo se pasaron de la raya, perjudi-
cando claramente a su equipo. El
capitán midió mal el peso del bra-
zalete y protestó airadamente al
colegiado al punto de ver una pri-
mera amarilla. Ahí se debió reti-
rar. Por mucha razón que tuviera.
Se ganó una expulsión tan ab-
surda como pésimamente gestio-
nada por el colegiado. En ningún
momento dio la sensación de que
Rekarte estuviera insultándole
-habría sido roja- ni empujándole,
ni zarandeándole y pese a que hu-
biera sido sencillo para él torear
la cuestión y mirar para otro lado,
optó por expulsar al capitán de la
Real con una segunda amarilla en
el escaso margen de medio minu-
to. Una decisión propia de un árbi-
tro cobarde y con muy poco talan-
te, que debió reflexionar sobre los
motivos de la iracunda protesta de
los jugadores de la Real, tal vez
motivada por algo que él no vio.
La cosa no quedó ahí. Cuando
los ecos de la expulsión de Rekarte
aún no se habían apagado Novo
vio otra amarilla por seguir pro-
testando y el cordobés remató la
faena en la siguiente acción con
una jugada de una irresponsabili-
dad máxima. Con una amarilla, el
andaluz se puso delante del balón
en una falta a favor del Málaga y
estiró la pierna para evitar que la
sacaran rápido, obligando al árbi-
tro a expulsarle, dejando a la Real
con nueve y cargándose un parti-
do que podía haber rehabilitado a
su equipo.
Con ese escenario en el que se
llegó al descanso, la misión para la
segunda parte fue imposible.
Bakero trató de situar dos líneas
de cuatro, con Cifu, Labaka, Anso-
tegi y Garrido, primero, y Díaz de
Cerio, Rivas, Juanito y Gari, des-
pués, pero resistir 45 minutos con
dos menos y con una lluvia que
fue endureciendo las condiciones
del partido a medida que avanza-
ba era imposible. La Real, encima,
no tuvo suerte porque si bien el
Málaga no estaba teniendo los mis-
mos problemas que tuvo, once con-
tra once, para desactivar a la Real,
no estaba llegando cómodo al área
de Bravo. No era un asedio. La
Real estaba muy atrás, lo que
anunciaba el desastre, pero sin su-
frir. Entonces encajó dos goles en
el plazo de siete minutos en sen-
dos disparos, de Couñago y Valcar-
ce, que fueron desviados a puerta
por Cifu y Rivas. La Real se desmo-
ronó.
Es posible que el tremendo es-
fuerzo físico al que se vio condena-
do el equipo habría dejado vías de
agua, finalmente, por cualquier la-
do, y que en el hecho de meterse
tan atrás puede estar el origen de
los rebotes pero no lo es menos
que sin esos dos autogoles al Mála-
ga le habría costado marcar en
jugada. No podía ante la reacción
orgullosa y enrabietada de unos
futbolistas que vieron, por octava
vez, como el triunfo se les escapa-
ba. Y si bien otra vez se puede
apuntar al árbitro, la cuota de res-
ponsabilidad habrá que repartirla
con Rekarte y Novo que dejaron a
la Real, junto a Rubinos, a los pies
de los caballos. De lo demás, de si
mejor no hablar. El partido de
ayer no puede afectar a la realidad
crítica de una entidad que, eso sí,
vuelve a decir adiós a la Copa una
temporada más. Salvo milagro L51816
Árbitro
Rubinos Pérez (Colegio madrileño) L50130
Expulsó a Rekarte y Novo antes del
descanso, lo que condicionó el choque.
Estadio La Rosaleda 4.993 espectadores
La Real dice casi adiós a la Copa
tras caer goleada en Málaga en
un partido que tenía controlado
REAL SOCIEDAD
UNA QUIMERA
GANAR PARECE
CON LA REAL
EN MÁLAGA
Un colegiado sin talante dejó a
la Real sin opciones al expulsar a
Rekarte y Novo antes del descanso
Valcarce remata a la red en el gol que significó el 1-3 para el Málaga FOTO: LA OPINIÓN