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MUNDO DEPORTIVO Jueves 9 de noviembre de 2006
LA CRÓNICA
Xabier Isasa
n
En una temporada tan dura co-
mo ésta, no hay derecho a que un
árbitro de los peligrosos, de los
que saben lo que pitan, haga añi-
cos las pequeñas alegrías que la
afición de la Real se pueda llevar.
No sé si serán muchas o pocas de
aquí al final. Sueño con que co-
miencen el domingo y sean infini-
tas. Lo que sí sé es que la Real, que
navega en un oasis de frustración
como nadie en su uso de razón
recuerda, iba camino de festejar la
primera gran noche en el estadio.
Junto a esos 14.844 fieles que deci-
dieron que no iban a abandonar a
su equipo en una, a priori, intras-
cendente noche copera. Como
siempre. Con raza, con orgullo, co-
mo toda la vida. Con poco fútbol,
quizás, porque una noche no lo
cambia todo y este equipo no anda
sobrado de luz. Pero con emoción,
al ver los goles de un canterano
como Iñigo Díaz de Cerio, reivindi-
cando que ya está cocinado para el
máximo nivel. Goles que dejaron
a la Real en la orilla de la gesta.
Pequeña o grande, pero gesta, al
fin y al cabo. Hasta que llegó Me-
gía Dávila y decidió ahogar al equi-
po concediendo un gol impresenta-
ble, que redondeó un árbitraje ple-
no de dejadez que permitió todo y
más al Málaga para coronar una
penosa influencia arbitral en una
eliminatoria en la que la Real, al
menos, demostró que todavía es
un equipo de Primera frente a otro
de Segunda. Ya es algo.
Puede que para Megía Dávila la
cuestión fuera engorrosa. Que le
molestara tener que pitar una no-
che copera en Donostia, sin PPV,
cuando podía estar bajo los focos
de un Camp Nou o de un Berna-
béu. O puede, simplemente, que la
gesta con la que soñaba la Real le
provocara la risa. Que le trajera al
pairo todo lo que se jugaba anoche
el conjunto blanquiazul, en su
afán de rehabilitarse y de poder
regalar algo a su sufrida gente,
con la firme esperanza de que se-
guir adelante en la Copa supusie-
ra el punto de inflexión ansiado en
la Liga. Pero todo eso no le autori-
za a firmar el decadente arbitraje
que firmó ayer en Anoeta.
Entradito en kilos de cintura pa-
ra abajo, el madrileño nunca pudo
abandonar ese aire de superiori-
dad, de molestia que debía sentir
por tener que arbitrar una cues-
tión menor. Ese aire de apatía que
le llevó a permitir al Málaga repar-
tir toda la estopa que quiso. Sin
que se llevaran una miserable
amarilla hasta el minuto 88 y sin
que, en demasiadas ocasiones, lle-
gara a cobrar falta. Esa falta de
concentración que le llevó a conce-
der saque de puerta en una jugada
delante de sus narices para que el
linier, desde la otra punta, le corri-
giera y diera córner a favor de la
Real, lo que admitió sin vergüen-
za. Ese punto de displicencia con
el que se dirigía a los realistas
cuando trataron de rebelarse ante
el ritmo al que estaba arbitrando,
criminal para su sed de gloria. Mi-
rándoles por encima del hombro,
como si fueran incapaces de ver lo
que él veía. Esa incapacidad con la
que administró leyes de la ventaja
de forma incomprensible, siem-
pre en contra de la Real.
Un flagrante codazo
Con ese mismo aire, con esa mis-
ma desfachatez, con ese mismo
desprecio fue incapaz de ver, cuan-
do la Real ya rozaba el sueño, el
flagrante codazo que Chengue Mo-
rales le propinó a Mikel González
para dejarlo tirado en el suelo y
aprovechar el rebote, ¡en fuera de
juego!, para marcar el 2-1 y cerce-
nar las alas txuri urdin. No había
nadie a cinco metros a la redonda.
La jugada era un aclarado y Mora-
les se avalanzó sobre González,
que tenía ganada la posición. Me-
gía, ni corto ni perezoso, dio gol.
Sin inmutarse. Sin despeinarse.
Con la misma poca gana con la
que había arbitrado el partido. Co-
mo si nada hubiera ocurrido. Co-
mo si nada hubiera en juego.
Los rostros de los realistas al
finalizar el partido debieron darle
qué pensar al madrileño. Los ros-
tros de unos futbolistas rotos por
el esfuerzo, que es posible que no
se hayan hecho acreedores a mu-
chas alegrías en lo que va de tem-
porada pero que ayer vieron cómo
les quitaban el pequeño gran
triunfo que ya abrazaban. Los ros-
tros de unos futbolistas que si bien
se estrellaron contra sus propias
limitaciones, nunca cejaron. Que
si bien tuvieron enormes proble-
mas para romper las líneas mala-
citanas porque Rivas era incapaz
de ver una línea de pase y, sobre
todo, en la primera parte, la circu-
lación se monopolizó hasta la des-
esperación entre los centrales y el
manchego, nunca se rindieron y
buscaron otras vías hacia el gol.
Los rostros de unos futbolistas
que después de que Díaz de Cerio
lograra ese gol tempranero, im-
prescindible para cualquier re-
montada, al culminar a la prime-
ra, a lo goleador, un gran centro de
Alonso, siempre creyeron en clasi-
ficarse. Los rostros de los jugado-
res que para cuando encontraron
el segundo gol de Cerio, otra vez
con enorme olfato goleador, al des-
marcarse atrás y rematar el pase
de Prieto, ya tuvieron la clasifica-
ción con un enorme remate de Ko-
vacevic, otro de Aranburu llegan-
do de atrás y, sobre todo, uno al
alimón de Cerio y Labaka, pega-
dos al segundo palo, tras un cór-
ner. Los rostros de los jugadores
de la Real que celebraron la clasifi-
cación cuando Prieto cabeceó cru-
zado, con 2-0, un córner en el pri-
mer palo y Goitia hizo la parada
de la noche.
Los mismos rostros que le pidie-
ron explicaciones cuando dio, sólo
un minuto después, el gol de Mora-
les. Dávila, seguro, no tenía dema-
siadas respuestas. Esos rostros de-
berían retumbar en su conciencia
pero lo más probable es que no le
importara. Son los mismos ros-
tros que le recordaron que se ha-
bía cargado algo mucho más im-
portante que un partido de Copa
cualquiera. Asumido que todo se-
rán trabas en el camino, los realis-
tas, al menos, encontraron ayer el
amor propio para tratar de voltear
el partido. Es el camino para la
Liga. Desde el domingo L51816
21
real sociedad málaga
1
2
6
20
5
3
17
4
24
22
11
23
9
16
Riesgo
Gerardo
Labaka
Felicio 76'
Juanito
M. González
Rossato
Rivas
Prieto 61'
Alonso
Aranburu
D. de Cerio
Kovacevic
Gari Uranga 51'
L50130L50130
L50130L50130
L50130L50130
L50130L50130
L50130L50130
L50130
L50130
L50130
L50130L50130L50130
L50130L50130
L50130L50130L50130
L50130L50130L50130L50130
L50130L50130
L50130L50130
13
2
4
6
12
17
5
18
10
30
8
11
20
Goitia
Gámez
César Navas
Schürrer
Valcarce
Jesule 86'
Silva
OJ Morales
Edgar
Saúl 55'
Hidalgo
Calleja
Morales
L50130L50130L50130
L50130L50130
L50130
L50130
L50130
s.c.
L50130L50130
L50130
L50130
L50130L50130
L50130
L50130
L50130L50130
Entrenador Entrenador
M. A. Lotina L50130L50130J. R. Muñiz L50130L50130
Goles
1-0, m. 6: Díaz de Cerio. Gran pase en profundidad de Mikel
Alonso que centra, mejor, por delante de la defensa y Díaz de
Cerio remata según le llega raso, cruzado, imposible para Goi-
tia.
2-0, m. 74: Díaz de Cerio. Xabi Prieto gana un balón con la
puntera dentro del área, centra hacia atrás sorteando alportero
y Díaz de Cerio, bien desmarcado, vuelva a rematar a la primera
raso a puerta vacía.
2-1, m. 78: Chengue Morales. Morales hace falta flagrante a
Mikel González a quien deja tirado, el rechace le va a la cabeza
de un compañero que vuelve a meter el balón al área y Morales,
en fuera de juego, bate a Riesgo.
Tarjetas
Amarillas: Silva (m. 88)
Árbitro
Megía Dávila (C. madrileño) L50130
Lamentable y sibilino arbitraje. Pitó po-
co y mal y decidió el partido al final.
Estadio Anoeta 14.844 espectadores.
OTRO SUEÑO
La Real cae en la Copa pese
a lograr su primer triunfo de la
temporada y merecer la clasificación
REAL SOCIEDAD
Díaz de Cerio situó al equipo en la
orilla de la próxima ronda y Megía
Dávila le ahogó al dar un gol inaceptable
ROTO
Megía Dávila se retira escoltado por la Ertzaintza, lo que deja en evidencia su arbitraje FOTO:P.M.